02 octubre 2006

De cómo y por qué un señor se pasa de CCOO a CGT

Al comienzo de ser delegado sindical de la Federación de Enseñanza de la Confederación General de Catalunya (CGT) en la Universitat de Barcelona, nos reuníamos en una sala de la Confederación que está destinada a la Federación de Enseñanza, Parques y Jardines de Barcelona, etc., por el hecho de que la UB no nos había asignado todavía ningún local para llevar a cabo nuestras reuniones periódicas, en principio dos semanales.

Por el hecho de tener que reunirnos en aquel local, para mí entrañable, nos tocaba atender el teléfono y las visitas de muchas personas que venían a realizar gestiones o a pedir información, no siempre de la Federación de Enseñanza, a menudo sobre otros sindicatos o federaciones; los compañeros de Parques y Jardines nos ayudaban a menudo en esta actividad.

Entre otras anécdotas, dado que se produjeron varias durante el tiempo que nos reunimos en aquel local, hay una que me llamó especialmente la atención. Si bien es cierto que, a menudo, había un clima de colaboración con los sindicatos de CCOO y UGT, muchas veces los acusábamos de ser sindicatos que tienen la mano floja a la hora de firmar convenios y acuerdos con las empresas y el gobierno, y de ser poco autónomos e independientes debido a que reciben subvenciones estatales, y por la forma de imponer su supremacía, en cuanto a la representación de los trabajadores, a la hora de debatir o consensuar posturas conjuntas en cualquier lucha que tuviera que emprenderse contra las instituciones públicas o las empresas, etc., y evidentemente porque, en general, se negaban a promover asambleas de trabajadores antes de firmar ningún acuerdo o tomar una postura determinada que afectara a éstos o simplemente para convocar una huelga o una manifestación.

A quien no conozca el edificio de los antiguos sindicatos verticales que ahora ocupan CCOO, UGT y CGT, os diré que es un edificio de diez plantas y una cúpula redonda que ocupa el secretariado de la CGT en lo más alto del edificio, quien lo conozca mejor que yo, podrá rectificarme, si es el caso. Se encuentra en el nº 16-18 de la Vía Laietana de Barcelona. Las seis primeras plantas, las ocupa CCOO, dos la UGT, la 7ª y la 8ª y dos más la CGT, la 9ª y la 10ª y en la esquina hay una inmobiliaria de CCOO, si mal no recuerdo; debo confesar que hace mucho tiempo que no voy por allá. En la entrada principal hay un portero, situado en la parte izquierda del vestíbulo de entrada, de la CGT, afiliado al sindicato; en la derecha un guardia de seguridad de la UGT, no sé si afiliado o no al sindicato. En todo caso, hay compañeros que pueden aclararlo mejor que yo. En el nº 18 el gran sindicato de CCOO dispone de su propia entrada, la cual sinceramente desconozco.

Debo deciros que CCOO y CGT se comunican por una escalera interior del edificio que está vigilada por un guardia de seguridad de CCOO (CGT no utiliza guardias de seguridad y menos pertenecientes a empresas privadas como lo son todos los guardias de seguridad que yo sepa) que permite la entrada de la gente de CCOO, cuando vienen a la CGT para cualquier asunto, pero que niega el paso de los afiliados de la CGT cuando deben desplazarse a CCOO, lo cual obliga a bajar las nuevo plantas, salir a la calle, desplazarse hasta el nº 18 y después subir al piso correspondiente de CCOO. Cosas de la alta política.

La cuestión central que nos lleva a realizar este post, es que un día apareció en la sala de la Federación de Enseñanza de la CGT un hombre mayor, no sabría deciros de qué edad pero, sino jubilado, bien cerca de la jubilación, aunque me imagino que no era jubilado porque estaba llevando o quería llevar a cabo alguna acción judicial o informarse sobre alguna acción judicial supuestamente por un tema laboral. La anécdota se centra en que este señor venía muy indignado de CCOO y quería hablar con nosotros y afiliarse a la CGT. Nos comentó algo semejante a: “Llevo toda mi vida afiliado a CCOO y después de tantos años me doy cuenta que lo que estaba haciendo realmente era pagar una cuota a una empresa privada”. Este pensamiento suyo surgió luego de un intento de visita a uno de los abogados de CCOO.

Resulta que el señor en cuestión estaba esperando que un abogado de CCOO le atendiera, pero dado que llevaba acumulación de visitas, cuando salió de la última le dijo al señor: “Perdone, pero se me ha hecho tarde y debo ir a comer y vuelvo más tarde, si no le sabe mal venir después…”, y acto seguido el abogado coge sus pertenencias, saca una tarjeta y ficha la salida para ir a comer. Este preciso detalle de que el abogado debía fichar cuando entraba y salía del trabajo fue el que provocó al señor esa sensación de haber estado manteniendo durante años a una empresa privada que tenía empleados que debían fichar en el trabajo.

Bien, no sabría deciros gran cosa más del asunto y no hice ningún seguimiento del caso. De hecho yo era nuevo como delegado sindical y luego que dispusimos de nuestro local en la Universitat de Barcelona, creo haber vuelto pocas veces al edificio central de la CGT de Catalunya.

Sólo os dejo esta anécdota para la reflexión y por si queréis realizar algún comentario sobre el tema, si os viene de gusto, naturalmente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aunque es sólo una anécdota, de verdad que sí que esconde un mensaje que caracteriza bastante bien lo que sucede en determinadas organizacione sindicales, cómo se han convertido en algo extraño y con fines diferentes de aquellos para los que fueron concebidos.

Si tengo tiempo y capacidad de acceder a la información más de primera mano me gustaría escribir sobre algo parecido en una empresa cercana, de la espantada de muchos trabajadores que se acercan a la CGT como única organización en la que ven garantizada la defensa de sus derechos y sus opiniones (ojo, gente que podía o no comulgar con la vertiente política del sindicato). Ya he comentado alguna vez algo al respecto, porque me refiero a lo que sucede en Airbus de Getafe, pero en los próximos meses va a haber mucho movimiento y se verá claramente las consecuencias que pagarán quienes dieron la espalda a sus "clientes". No digo que esta actitud sea generalizada (lo crea o no, no tengo datos, sólo opinión), además mi opinión se ve influenciada por haber crecido en una familia afiliada y concienciada en CC.OO. y más recientemente por una "suegra" que es delegada sindical por CC.OO. y se lo curra que es un gusto, pero frente a esto hay casos de escandalosa traición, de negociaciones a espaldas de los trabajadores, con convocatorias de asambleas meramente informativas y a posteriori de la firma del acuerdo de turno, de boicots a las solicitudes y celebraciones de asambleas de sindicatos "no alineados"... Basta decir que incluso mi padre, que hace ya unos años se movilizó junto a su sindicato como casi todos en su empresa (la que mencioné arriba), con encierros y enfrentamientos con la policía, siempre con el respaldo y el liderazgo del sindicato, reconoce que fiarse y dejarse guiar por CC.OO. dejó de ser una buena opción en su empresa. Tras más de 30 años de afiliación. Y es un caso puntual y personal, pero te aseguro que son muchos los compañeros que están llegando a la misma conclusión.

saludos