11 febrero 2006

Mirada y nieve



Si tú me miras no podré dejar de temblar,
de temblar piel adentro, callado como un niño
que acaba de abandonar tus aguas maternales.

Si tú me miras descubriré los secretos de la incertidumbre,
tenía pensado salir esta mañana, pero ahora
tu mirada me retiene y dudo entre tomar el auto
o mimar tu piel, claro que últimamente no encuentro
la caricia correcta, la caricia perfecta, la caricia definitiva.

Emanas un olor que me recuerda el jardín en primavera,
pero ahora la nieve oculta la cara amable de mi plantel,
y las rosas se desvanecen y el polvo que liberan se lo lleva el viento del norte.

Ahora tú me miras y yo tengo un pie en la puerta.

Ahora tú me miras y ya atravieso el pasillo.

Ahora tú me miras y ya me quito los zapatos.

Ahora yo te miro y no te veo.

Ahora yo te miro y veo mi sombra.

Ahora yo te miro y veo a mi hijo,
robusto como un roble, rojo como el cielo de poniente.

Ahora él me mira y me veo a mí mismo.

Ahora él me mira y su mirada es un interrogatorio incesante.

Ahora él me mira y no sé decirle las respuestas.
Las respuestas son palabras calladas.
Las respuestas son silencios nocturnos,
silencios de penumbra y misterio,
en la oscuridad de la casa, quieta durante la larga noche invernal,
un ruido de pasos sordos por la alfombra,
y preveo una presencia que se acerca muda desde el umbral de la puerta.

Y tú me miras pero no te veo porque estás durmiendo.
Y tú me miras mientras yo me sobrecojo en silencio.
Y yo te miro y veo tu sombra en el molde que has dejado en el colchón.
Y yo os miro y no veo más que el grito agónico de la noche.
El grito de tantos seres buscando una luz.
El grito de tanta esencia humana en la brutalidad del tiempo.
Y la nieve cuidadosamente va invadiendo el espacio entero,
el espacio que han dejado las caricias perdidas, los llantos infantiles
y las palabras transformadas en vacío permanente.

Y ahora nos miramos y hemos comprendido lo que sucedía.

Mañana, sin duda, será otro día
y tendremos que reencontrarnos de nuevo camino hacia el horizonte


Jordi Gomara, Vallromanes, febrero de 2006. Tiempo de nieves

Fotografía: Jordi Gomara. Niño que mira el mundo. Vallromanes, verano de 2001
(Obra premiada en el concurso de Fotografía de Vallromanes con el 3º premio en la categoria de Retrato)

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