05 abril 2007

Si pudiera o pudiese...



Si pudiera ...
Si pudiera ...
Si pudiera o pudiese…
Si encontrara la genialidad que, de vez en cuando, se vuelve necesaria.
La genialidad que me permitiera acercarme,
…permanecer ...
apoderarme indefectiblemente de vuestra alma,
que mi sabia fluyese con la vuestra;
que ya nunca más hubiera que escribir.
Que mi yo se despersonalizara decisivamente a vuestro favor,
a favor de la humanidad entera.
La humanidad que ríe, que gime, que ruega, que grita,
la humanidad desfallecida y triste, la humanidad que desea,
la humanidad que lucha, que ofrece, que cree, que baila la danza del vientre...
Esta noche, incluso, la danza de la muerte.

Ligaros de forma intemporal.
Ligarnos, hasta el nunca más, para siempre.
Aunque la helada es persistente, y ya sabes
que ahora es tiempo de nieves.

Crear esa ligazón permanente
trascendente y congruente,
…definitiva…
que no me empuje, no,
que no me empuje cada día
a tener que desplazar estos dedos sobre el absurdo del teclado
para deciros que os entiendo, que os amo,
que estoy con vosotros,
tan impregnadamente con vosotros
que casi, casi que, de manera tal que
somos la misma persona
quizá una unidad,
tal vez un pensamiento común,
un corazón común,
un corazón único,
como mínimo, una complicidad etérea,
una mano amiga,
un mutuo entendimiento,
amparados en la necesidad de querer ser
de querer ser lo mismo, pero al mismo
tiempo, individualmente diferentes
y casi obligatoriamente distintos
pero no desiguales, no, desiguales no,
nunca más desiguales,
compartiendo la misma casa
compartiendo, incluso, la misma materia,
el mismo ordenador, y
¿por qué no?
el mismo aparato de televisión.

Venid aquí.
Venga allí.
Para acercarte.
Para acercarme.
Para hacer un pacto de sangre, si hace falta,
para recordarte
que estoy aquí
y que tú estás allá
juntos y lejos,
lejos y juntos,
tan juntos que nuestro aliento es una sola misma respiración.
Una sola respiración común e individualmente tan diferente
que cualquier intento de reducción a la simplicidad grupal
mera y sin ningún matiz individualizante
resultara, per se, tan ridícula que fuera del todo preciso
tornarla inviable de manera científicamente intuitiva.


Poema y fotografía de Jordi Gomara


(Ver el original en catalán)

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