He llegado a un punto en esta edición de mi bloc en castellano (cosa que no me había sucedido hasta ahora en mi bloc en catalán) que me veo en la necesidad de aclarar a grandes rasgos algunos de los “principios” que “guían” mi pensamiento “político”:
- Es posible que el
anarquismo actual –fuera de si su origen ancestral se encuentra en el cristianismo individualista y no autoritario, en el taoísmo, en las corrientes mágico-religiosas e individualistas de algunas escuelas filosóficas como los estoicos, en el primitivo cristianismo evangélico, etc.- haya bebido en la historia moderna y contemporánea del
liberalismo clásico e incluso del
laissez faire que proponen algunos autores. Pero también es verdad que
los que hoy en día se autodeclaran liberales no son ninguna otra cosa que neoliberales y una cosa no tiene nada que ver en absoluto con la otra sino es en el hecho de que hoy por hoy, lamentablemente, el
dejar hacer en nuestra sociedad contemporánea equivale por necesidad a un principio de la
ley del más fuerte
- Para mí hoy en día hablar de liberalismo es caer en un error profundo o pretender confundir pues en la actualidad el liberalismo no existe o no se da como tal, y, repito, para mi, en este momento presente, el concepto de laissez faire no tiene obligatoriamente otro sentido más que dejar que el más grande se coma al más pequeño
- Quiero aclarar que yo para nada creo en el comunismo/ socialismo autoritario o socialismo de estado como un fin, es más rechazo estos conceptos frontalmente
- Estoy en contra del concepto de Estado, Nación, Nación-Estado o Estado-nación, para mí sólo son sólo válidos los términos de pueblo, país, sociedad, comunidad, gobernados de manera independiente y autogestionada por sus propios ciudadanos
- Creo que los individuos han de ser individual i totalmente libres y que la libertad individual consiste en la libertad del otro en completa retroalimentación, los dos tipos de libertad, para mí, son necesariamente una consecuencia de la otra, pues no hay libertad si no hay ausencia de coacción
- Asímismo, creo que es imposible la libertad si no va unida inexorablemente a la asunción de la responsabilidad sobre los actos propios. Para mi, libertad o, mejor dicho, autolibertad sin autoresponsabilidad no puedan darse de ninguna de las maneras si no van íntimamente ligadas
- Creo en una sociedad de hombres y mujeres libres y con “un nivel de vida” digno y más que suficiente, no en una sociedad de proletarios con zapatillas rotas y ajadas
- Quiero aclarar también que, llegados al punto donde nos encontramos actualmente, el anarquismo sólo es practicable si éste es altamente organizado –en estructuras totalmente asamblearias evidentemente-, por ejemplo, en asociaciones, sindicatos, etc. con una estructura común amplia que les dé cuerpo, sin ningún tipo de jerarquización por supuesto, en un ente si queréis burocratizado, en un principio, pero sin llegar al comunismo práctico, o dicho de otro modo, un anarcosindicalismo, al estilo como funcionan las confederaciones de sindicatos actuales como la CNT y la CGT en España; hoy en día dudo que sea posible poner en práctica otro tipo de acción libertaria, dado que las estructuras del poder han tomado tal dimensión que con las tesis del anarquismo clásico es imposible derrocarlas
- Por descontado que, sobre el punto anterior, no podemos desdeñar las actuaciones dispersas, aisladas, de grupos o movimientos sociales que, sin una organización muy clara, ni muy definida y, en especial, muy poco detectable, van surgiendo aquí y allá y que provocan “rupturas” en el sistema aunque éstas no sean muy aparentes y parezca que no tienen consecuencias inmediatas y visibles. El hecho de que sean actos de grupos poco detectables y aislados geográficamente favorece, aunque no la organización a gran escala, sí el difícil control por parte del poder estatal e internacional de las acciones de estos grupos de presión. Aquí, evidentemente, no me refiero a la acción de grupos terroristas o vandálicos, si no a grupos de actividad ideológicos que ejercen una presión social en contra del poder impuesto
- Tengo claro que el concepto de autoridad y de poder es un virus que hay que combatir, dado que cuando existe el poder o la autoridad, siempre hay alguien que se siente coaccionado por otro, ya sea física, psicológica, moral, emocional y/o intelectualmente y, tal cosa, ataca directamente al concepto de libertad individual y colectiva
- Sin querer ser comunista (visto siempre el comunismo como un socialismo autoritario), a veces puedo caer en la tentación de que el Estado tome las riendas del poder, y que éste sea intervencionista, en todo caso cuando sostengo tal tesis, siempre lo hago pensando en un Estado que ha de regirse necesaria y exclusivamente por una democracia participativa y directa al estilo de las asambleas de asambleas, o sea al estilo de organizarse del anarcosindicalismo: asambleas locales libres e independientes pero no coercitivas ni “libertinas”, de mujeres y hombre libres e independientes pero no coercitivos ni “libertinos”, que dan cuerpo a una asamblea general que es la Confederación, y en este caso, el Estado
- El punto anterior es el que más me hace dudar si para llegar a una sociedad libre -en el tipo de sociedad tan déspota y tiránicamente capitalista que ahora mismo nos encontramos- se habrá de hacer infiltrándose a través de las estructuras del poder político –por ejemplo apoyando a los partidos comunistas para que salgan elegidos en las urnas- o bien, ésta lucha ha de ser siempre llevada contra cualquier gobierno, sea éste del “color” que sea. Aquí aun se encuentra en mi una de las grandes preguntas que no me he sabido contestar; a pesar de todo, creo que el cambio debe producirse basándonos especialmente en la educación, en una educación colectiva, en una educación social, en una educación universal, pública y gratuita que garantice la misma calidad de contenidos intelectuales, científicos, humanizadores, etc. que pueda proporcionarnos unas nuevas generaciones capaces de construir un mundo con más progreso tecnológico y ecológico, más solidario, equitativo, igualitario y justo en el futuro, para que, a través de la colectivización pueda llegarse a la libertad individual